Alenz, storyborder, nos cuenta en qué consiste este trabajo creativo
Alenz, storyborder, nos cuenta en qué consiste este trabajo creativo
Hola Alenz, hace años trabajas como storyborder. ¿Cómo desembarcaste en este universo?
A: Comencé en el 2017 tocando una a una las puertas de los estudios publicitarios de París. Para entonces no tenía idea de que si bien todo luce junto en el mapa, la realidad es mucho más ardua. Incluso iba con un carpetón de dibujos de aquí allá que nadie tenía tiempo de ver. Luego se me ocurrió meterlos en un CD y ahí descubrí que los estudios de París ni siquiera los usan.
Finalmente me dije: “¿Donde puede estar la gente?”. Levanté la cabeza en el metro y me di cuenta que era el único con la cabeza erguida. La gente, toda, incluso los profesionales habían dejado de tener oficinas para habitar espacios de coworking, tener "antenas", que son oficinas jurídicas, o mejor, quedarse en casa bajo una manta y mucho mucho wifi. El único lugar donde podían estar era en su télefono. Así pues comencé la campaña masiva de toma de contacto en Linkedin. Los dos primeros encargos llegaron al mes. Un story para arena para gatos y uno para Dove en China.
-Para los que no saben, ¿puedes explicarnos en qué consiste el trabajo de storyborder ?
A: Consiste en pasar a dibujos de forma sintética lo que está escrito en el guión para que el cliente y los equipos de producción sepan con precisión qué se va a filmar.
-¿Qué formación realizaste?
A: Hice Bellas Artes, tanto en Perú como en España.
-¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? ¿Y qué es lo más difícil?
A: Lo que más me gusta es que me toca hablar con cientos de directores, cada uno un mini diamante escogido de entre las arenas del Sena. En el trabajo el director o la directora me convida su visión, me explica qué lo motiva, me da su book y me murmura entre el agotamiento y el entusiasmo qué le urge.
Lo más difícil es que si el trabajo es para mañana en la mañana, yo haré la primera viñeta a las nueve de la noche y la viñeta veinticuatro a las cinco de la madrugada. Es un desafío que solo la pasión puede completar con entereza. No hay sistema ni truco de escuela, es mera resistencia a la tortura ocular. Dicho esto, he de decir que si he trabajado diez días al mes, puedo dejar de preocuparme por las facturas de luz y sushi que consumí ese mes.
-Has trabajado en proyectos de los más variados (películas, diseño de interiores, ilustración para libros infantiles, etc). ¿Qué es lo más importante a la hora de recibir un nuevo pedido?
A: Definir exactamente qué quieren de ti. Ponerle un precio coherente. Acordar una fecha más coherente aún. Yo soy cartesiano y te explico que lo que tu compras no es un dibujo sino mi tiempo. Luego explico cómo trocear esas horas según la calidad demandada.
-¿Qué consejo le darías a las personas interesadas en realizar en este oficio tan creativo?
A: Saber de super estímulos, de qué hace algo sensual, de la sección áurea, de los gustos de la nación en la que te halles, de qué músculos de la cara hace la tristeza, la risa, el miedo, el asco, el terror y la sorpresa. De actuar de pie y con rigor cada acción delante de un espejo tamaño natural, de hacer taichi entre viñetas, de saber que los músculos nunca actúan de forma simétrica sino que se concatenan, de que la perspectiva y el urbanismo son uno, de no tener miedo de calcar a mitad de la noche pero tampoco jamás dejar una cosa asumiendo que el otro debe sentirlo si no lo sientes tú primero.
De ponerlo todo en la impronta, realmente todo y sin reparos, sin miedo, sin siquiera pensar en por qué lo haces. Porque no hay forma en esta vida de que lo sepas todo, pero vale la pena dejar mezclar las lágrimas con la tinta y la sangre para que cuando vean algo tuyo no puedan dejar de mirarlo porque ,aunque silente, ahí estás tú y esto es todo lo que quedará de tu noche de diamante.
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